martes, 2 de noviembre de 2010

Lactancia materna: Alimentación viva

Las madres que elegimos alimentar a nuestros hijos con leche producida por nuestros cuerpos, nos toca escuchar la gran diversidad de propiedades que tiene la leche artificial: que si ha salvado tantísimas vidas, que si se crian igual o también, que se crian más gorditos (como si fuera mejor que el niño tuviera un peso mayor que el que le toca...), que es más cómodo (??¿¿), más fácil, duermen mejor...

En fin, una sarta de tonterias que si no tienes claro que la lecha materna humana es la mejor para los bebés humanos, pueden influenciarte a la hora de decidir cómo alimentar a tu hijo.

Leyendo el libro La Revolución del Nacimiento de Isabel Fernandez del Castillo, he llegado a su detallada explicación la composición de la leche humana, no tiene desperdicio, si alguna tenia dudas...para ellas va:

La leche materna es un alimento vivo, personalizado y perfecto. Además de los nutrientes en una proporción adecuada para las necesidades del bebé, la leche materna contiene enzimas para facilitar su digestión y una variedad de células defensivas que la convierten en un alimento de primer orden desde el punto de vista inmunitario. La leche materna contiene inmunoglobulinas A, que tapizan la permeable y delicada mucosa intestinal del bebé, para evitar la penetración de gérmenes nocivos. Los anticuerpos de la leche, diferentes de una madre a otra y de un bebe a otro, son personlizados. En caso de infección del bebe, la leche cambia su composición y aporta los anticuerpos necesarios para combatir esa infección. Pero además es un alimento económico, ecológico, siempre listo, que se toma recien hecho y con la más atractiva de las presentaciones.

PROTEINAS. La cantidad de proteinas de la leche de vaca es casi cuatro veces mayor que la de la leche materna. Pero la proporción de proteinas de la leche de cada espercie está en relación directa con el peso final que alcanza en la edad adulta. Dado que la vaca termina alcanzando tres o cuatro veces el peso de un ser humano, una mayor proporción de proteninas parece muy adecuada para el ternero, pero no para el bebé.

Por otra parte, la proporción de proteinas de la leche de cada especie está directamente relacionada con la velocidad de crecimiento de sus individuos: A mayor velocidad de crecimiento, mayor proporción de proteinas. El bebé duplica su peso en sis meses, y el ternero lo duplica en cuarenta y siete dias, momento en el que alcanza los 100 kilos.

La velocidad de crecimiento, por otra parte, no es un bien en sí mismo, sino que está relacionada con la longevidad de la especie: cuanto mayor es la velocidad de creciemiento, menos longeva es la especie. El bebé pertenece a una especie mucho mas longeva que la vaca, y eso hace que su aumento de peso sea más lento. En diversos experimentos, cuyos resultados fueron publicados en el informe "Rapid growth-shorter life", se constrato que las dietas hiperproteicas administradas a animales de laboratorio tenian el efecto de acortar su vida.

GRASAS. La cantidad de grasas en ligeramente superior en la leche materna. Pero lo más importante es el tipo de grasa presente en una y otra. La leche materna es muy rica en ácidos grasos poliinsaturado de cadena larga, en comparación con la leche de vaca. La grasa de la leche de vaca, y especialmente si es de granja industrial, es casi toda saturada.

Los ácidos grasos poliinsaturados juegan un papel esencial en el desarrollo cerebral del bebé. La leche materna es el único alimento, exceptuando la onagra, la espiritulina y la borraja, que contiene el ácido gammalinolénico. También tiene otros ácidos grasos poliinsaturados de cadena larga, de vital importancia en el desarrollo del cerebro y sistema nervioso del bebé. El aporte de estos nutrientes por la leche materna es importante, ya que el organismo del bebé no dispone todavia de las enzimas necesarias para elaborarlos a partir de los ácidos grasos insaturados.

El tipo de grasa contenida en la leche de cada especie guarda relación con el grado de desarrollo cerebral que alcanzan sus individuos. La diferencia entre la calidad de las grasas presentes en la leche de vaca y en la leche de mujer está sin duda relacionada con el diferente grado de desarrollo que alcanzarán el cerebro del ternero y del bebé. Mientras que a los dos años el cerebro de un niño pesa aproximamdamente 1,2 kilos (un 10% de su peso total), el cerebro de una vaca puede pesar unos 350gramos (menos del 1 por ciento del peso total). Por tanto, el tipo de grasa contenida en la leche de vaca puede ser muy indicado para el exiguo crecimiento cerebral de la vaca, pero no para el desarrollo cerebral y nervioso del bebé.

La calidad de la grasa de la leche materna parece ser uno de los factores por el que los niños amamantados presentean unos índices de inteligencia superiores a los bebés que no lo han sido.

HIDRATOS DE CARBONO. La cantidad de hidratos de carbono de la leche materna es más del doble que la de la leche de vaca. La glucosa es el principal nutriente del cerebro, por lo que una mayor proporción de hidratos de carbono es coherente con el hecho de que el cerebro del bebé es más grande y crece a mayor velocidad que el del ternero.

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